Camino Primitivo (pulsar sobre cualquiera de las imágenes para ampliarlas)






Prólogo Fase II - Lugo:



Por fin he podido retornar a mi inacabado Camino Primitivo para finalizarlo, hoy día 10 de marzo de este año 2016, ha sido el momento propicio para reiniciar en Lugo, lugar en el que por motivos familiares hube de abandonarlo el mes de octubre de 2013.

Así que esta misma mañana he partido en bus desde Madrid vía Lugo, el trayecto ha sido entretenido, puesto que el bus ha tenido parada en decenas de poblaciones, con el consiguiente desvío de la ruta principal.

Las previsiones climatológicas auguran unos días favorables, sin embargo a mi paso por Piedrafita del Cebreiro está nevando, aunque el cielo fue abriendo a medida que me aproximaba a Lugo a donde, de acuerdo con el horario previsto, llegué a las 17:15 horas.

Mi primer pensamiento me lleva a los peregrinos con quienes tuve la suerte de compartir algún tramo en mi primera salida al Camino Primitivo y que en función de la cronología de cuando los conocí son: Virginia, Eukene, Mercedes, Manolo, Isabel, Nayana, Rodrigo y Xavi. ¡Ahora lo terminaré con vosotros...!





Inmediatamente me dirijo al Alberge de Peregrinos de Lugo a través de la Puerta de San Pedro, pues desconozco el nivel de ocupación en esta época y es mejor no tener después ninguna sorpresa.

Me recibe Tino, el hospitalero, que me atiende adecuadamente e informa que no existe problema de alojamiento, soy el tercer peregrino del día.

Pregunto por Antonio, el hospitalero que ya me atendió en mi despedida de Lugo en octubre de 2013, pero resulta que hoy está en otro albergue, puesto que tienen turnos rotatorios entre los distintos albergues. Me acompaña, enseña las instalaciones y ya me quedo en la planta primera donde se ubican las literas y aseos.

Efectivamente, aquí tengo ocasión de conocer a los dos peregrinos que me precedían, se trata de Yulia (joven ucraniana) y Esteban (alicantino) que proceden ambos de Oviedo, lugar en el que iniciaron el Camino de manera independiente, habiendo coincidido estos últimos días.

Yulia se encuentra bastante fastidiada de la pierna izquierda, hasta tal extremo que se ve obligada a abandonar aquí en Lugo, esta situación me recuerda la por mi vivida unos años antes, aunque por motivos distintos y nunca es agradable, pero ya le indico que observe como yo he retornado, pues “el Camino continúa esperando”.

La tarde me anima a salir y recorrer Lugo antes de que anochezca, así que aprovecho para dar una vuelta por esta bella ciudad y su casco antiguo, además la excepcional ubicación del albergue dentro del recinto amurallado anima a ello.

Dejo a mi espalda el albergue y a escasos 20 metros salgo a la Rúa de San Pedro donde tomo a la derecha en dirección a la Plaza Mayor.

En mi caminar por esta rúa de San Pedro me encuentro con la Iglesia de Santiago (la Nova). Esta iglesia conventual de Santa María (A Nova), parroquial de Santiago desde 1859, fue construida en dos fases. Durante la primera (1681 a 1688) se levantaron los muros, y en la segunda (1757-1764) la bóveda y la cúpula. La actual fachada se hizo en 1914 para alinear la iglesia con las casas de la calle La Reina.

Aquí pude sellar la credencial siendo atendido por una chica encantadora en la estancia anexa a la nave principal.





Prácticamente estoy en la Plaza Mayor, lugar que acoge numerosas cafeterías y el edificio sede del Concejo de Lugo. Este palacio se construyó en el solar de la antigua sede, siendo esta nueva obra proyectada por Ferro Caveiro, finalizando la fachada en 1738 según reza en la misma (aunque al parecer su finalización real fue en 1744). Posteriores reformas y ampliaciones dieron lugar a su actual sobria imagen de edificio neoclásico y la posterior torre del reloj.







En la inmediata plaza de Santa María se encuentra la Catedral de Lugo, cuya primera edificación se puede remontar al siglo I de nuestra era, pues según una piedra de su fachada en el siglo VIII se lleva a cabo la restauración del edificio.

Las deficiencias de construcción y asedios de guerras motivaron que el primer tercio del siglo XII se encontrase el edificio en condiciones lamentables, concertándose en 1129 la construcción de un nuevo templo del estilo arquitectónico imperante, el románico.







Desde esa fecha y hasta 1880 en que se remataron las torres de la fachada actual, sufrió numerosas modificaciones y ampliaciones que ensamblaron con notable acierto los distintos estilos que hoy la componen.

Románicos los paramento verticales y la bóveda de la nave del crucero, lo mismo que gran parte de la nave mayor, laterales y trifolio, cuyas bóvedas fueron rehechas en el siglo XVIII.

Pertenecen al gótico el primer cuerpo de la capilla mayor y la girola con sus capillas absidales adosadas (1320-1360), exceptuada la central, así como la actual llamada del Pilar, primer cuerpo de la torre de las campanas y pórtico norte (1510-1530), no la portada.

Al barroco se adjudica la Sacristía (1678), sala capitular y aledaños (1683), el claustro (1714) y la capilla central de la girola, llamada de los Ojos Grandes (1726).

En el renacentista sitúan los estudiosos el segundo cuerpo de la capilla mayor, la actual capilla de San Froilán y la fachada, todo ello de la segunda mitad del siglo XVIII







En la misma plaza y frente a la fachada norte de la Catedral, se encuentra el Palacio Episcopal, formando uno de los conjuntos más bellos de la ciudad, edificio de estilo barroco con su fachada de granito gallego, ocupa el mismo solar que su antecesor, edificio del gótico tardío que fue destruido por un incendio, algunas partes se aprovecharon como es el caso del frontón que sobresale sobre el tejado.





Mientras contemplaba esta maravillosa plaza, coincidí con Esteban, el otro peregrino, así que decidimos girar una breve visita al interior de la Catedral que en estos momentos se encontraba abierta con oficios religiosos, disfrutando del privilegio de acceder a la Sacristía para sellar la credencial.

De retorno al albergue me sugirió la posibilidad de que acompañásemos a Yulia para visitar esta próxima parte de la ciudad y degustar un manjar tan preciado y desconocido para ella como es el pulpo a la gallega.

Así que después de informarnos apropiadamente de la zona más idónea para tapear, gracias a la inmensa amabilidad de dos policías municipales, iniciamos el rápido regreso al albergue, lo que tampoco impidió que al menos contemplásemos la bonita fachada de la iglesia de San Pedro que perteneció al antiguo Convento de San Francisco.

Durante la Guerra de la Independencia, 1809, el recinto conventual fue usado por tropas inglesas y posteriormente francesas, destinando el recinto de la iglesia a cuadras y caballerizas. Después de muchos avatares durante años posteriores, en 1867 fue cedida a la Venerable Orden Tercera que procedió a su restauración para que al menos pudiese abrir al culto.

En 1915 se convirtió en la parroquia de San Pedro, advocación que en la actualidad se mantiene.





Ya casi anochecido y de vuelta al albergue, conseguimos convencer a Yulia para hacer una breve escapada de tapeo por el casco antiguo de Lugo, aunque sin olvidar que nuestro albergue cierras sus puertas a las 22:00 horas.

Así que nos encaminamos a visitar dos bares “con encanto”, el primero de ellos Tosar, nos deleitó con unas cervezas y unas excelentes tapas de cocina a elegir, todo un acierto y como no queríamos cerrar la noche sin que nuestra invitada degustase el típico pulpo gallego, nos desplazamos a las inmediaciones, ahora al bar A Nosa Terra donde degustamos una riquísima ración de pulpo con cachelos exquisitamente elaborada.

La hora avanzaba y aunque nuestra invitada se intentaba sobreponer a su dolorida pierna, hubo que regresar pacientemente hasta al albergue antes de la hora de cierre, puesto que éramos los tres únicos peregrinos que allí nos alojábamos.

Ya en el albergue, nos despedimos definitivamente de Yulia, puesto que ella se marchaba en el primer bus que partía de Lugo antes de amanecer, retirándonos a descansar, pues a la mañana siguiente Esteban proseguía su Camino y yo reiniciaba el mío.